Llegas cargada a la escuela Implika Formación de ilusiones y te vas con una denuncia a consumo y un juicio verbal. Sí, sí como lo lees. Os voy a contar mi experiencia completa con esta escuela a la que no debería ir nadie.
El engaño de la comercial
Todo empezó en febrero de 2019 antes de la pandemia (lo recalco porque el problema que tuve no fue por ese motivo), que estuve de baja por depresión. Se me juntó todo: muerte de mi madre, trabajo mal, relaciones mal, todo mal. Y mi terapeuta me dijo: «haz algo que te apasione«. Y pensé, pues hago algo de estética y maquillaje que me chifla desde pequeña y así tengo otra salida laboral en un futuro ya que de lo mío (diseño gráfico) está la cosa muy complicada. Y mientras disfruto de la experiencia de aprender cosas que me encantan.
Después de ver sitios para hacer el curso, me apareció esta escuela, Implika Formación, con su curso de estética y maquillaje (dos en uno) y que tenía «titulación oficial» (JÁ). Miré en google pero en ese entonces no había casi reseñas negativas o no las quise ver por las ganas que tenía de empezar algo nuevo.
Llamé y me asignaron una comercial de Implika Formación que llamaremos L.B., por protección de datos de la impresentable. Fui a las flamantes oficinas de la escuela en la calle Leganitos de Madrid. Unas vistas espectaculares, una gente muy bien vestida con mucha «clase». Y pensé: parecen serios, qué bien. Nada más lejos de la realidad.
La tal L.B. muy oficiosa ella y muy comercial me enseñó un folleto (el cuál jamás me dejó quedarme) con todas las ventajas y todos los patrocinadores que tenían para las prácticas. Si no recuerdo mal había logos de clínicas de estética muy famosas y marcas de maquillaje también muy conocidas. Me cameló diciéndome que tenía a tres chicas en televisión trabajando con los mejores maquilladores de las mejores cadenas, otras en teatro y cine y otras en grandes marcas. Así que me gustó la idea de hacer las prácticas después de la teoría con esas espectativas. Ese folleto no me lo quiso dar porque decía que «no podía». Me extrañó pero no le di más importancia.
Cuando hablamos de las prácticas en Implika Formación (200 horas en centros de estética y 40 horas de talleres de maquillaje) le expliqué mi situación: estoy de baja y no puedo trabajar por lo tanto tampoco puedo hacer prácticas, pero cuando vuelva a trabajar tendré libre viernes tarde, sábados y domingos.
Me dijo con toda tranquilidad que no pasaba nada que había más gente en mi situación, trabajando, y que se buscarían las prácticas en esos días o por las tardes o que ya veríamos como hacíamos pero que no me preocupara si tardaba un poco más en hacerlas que los demás por mi disponibilidad. Hasta ahí yo lo vi bien, luego no tuvo nada que ver.
Después de insistirle mucho en mi situación y de que ella me jurara por activa y por pasiva que ese curso en Implika Formación era semipresencial por eso porque era especial para gente en activo (trabajando), me decidí a pedir el presupuesto. Casi 3.000 euros. Pero eran dos formaciones con titulación, por lo que lo vi como una inversión. Mi marido me prestó el dinero porque yo no lo tenía en ese momento disponible. Pagué y aquí empezó el horror.
Primer día del horror
Nada más llegar me dan los libros de VIDEOCINCO. Y pensé, bien son los que usan en FP. Miro la edición de los libros: 2005. WHAT? Bueno, será que no han cambiado desde entonces el tema de la teoría. Me faltaban varios así que empecé por el que me dijo mi «profesora», entre comillas porque de profesora tenía lo que yo de morena.
Entro en la clase y veo los libros de la gente: economía, secretariado, veterinaria, maquillaje… ¿Van a dar clase de todos esos cursos en este aula? En ese momento me doy cuenta de que todo el mundo lleva auriculares, pero no de la escuela, los suyos con su móvil.
«Siéntate ahí y estudia y cuando termines el primer tema del libro tal me dices y te doy tu examen».
La no profesora ejerciendo de no profesora.
Yo: Pero… ¿no son clases semipresenciales? para estudiar me quedo en mi casa y vengo solo a los exámenes.
La no profesora: Ah pues también puedes hacer eso.
Mi cara fue un poema. Pero bueno, dije como está la profe le pregunto cosas que no entienda. Empiezo los libros y la mitad con errores ortográficos, errores de que una foto no corresponde con el texto, procedimientos estéticos que ya no se usan en ninguna parte, rutinas de maquillaje que están obsoletas y en desuso totalmente. Un despropósito. Aun así hice mis exámenes en Implika Formación: todo 10 (o casi todo porque los tipo test los carga el diablo).
La pandemia
Y llegó nuestra «querida amiga la pandemia por covid». Nos mandaron un mail de que no podíamos ir a clase por motivos obvios. Pasaban los días y me agobié porque mi contrato con ellos era de dos años y quería saber si este periodo de pandemia congelaba esos días para poder seguir después. Así que les escribí y me dijeron que podía hacer los exámenes online. ¡OLE! con los libros delante.
«Ya sabes, si copias o miras el libro te estás mintiendo a ti misma»
Me dijo la no profesora que es una crack del coach donde las haya.
Así que con todo el encierro me vino muy bien porque estudiaba por la mañana y antes de comer pedía mis exámenes del día y así poco a poco me fui sacando toda la teoría, con esos libros nefastos pero la iba sacando.
Terminé la teoría y vino la pregunta del millón: ¿y mis prácticas?.
Las NO-PRÁCTICAS
Ya se podía ir a clase, ya se podía uno mover, ya se podía ir a las peluquerías y demás, con mascarilla pero se podía. Mi baja había terminado en septiembre de 2019, pero como estaba teletrabajando y en ERTE al 50% tenía un poco más de margen horario para los talleres sobre todo.
Me piden en la escuela Implika Formación que rellene un papel con mi disponibilidad como 3 o 4 veces. Según iba acabando los exámenes me hicieron rellenarlo varias veces. Y yo les explicaba que ya no estaba de baja pero que tenía una disponibilidad reducida aún estando en ERTE, que ya había avisado al comprar el curso y que se me había prometido que no iba a interferir en la realización de dichas prácticas.
Mientras me daban largas, solicité los talleres de maquillaje. Pensé, seguro que hay alguno en fin de semana para las que están como yo, voy a ir aprovechando y sacando esa parte. Pues no hija no, los talleres los querían impartir ONLINE! pero como voy a practicar en mi misma las cosas si, primero, no tengo los materiales, segundo, no tengo modelo y tercero, para ver vídeos en youtube hay mil plataformas y maquilladores que te lo dan GRATIS.
Más adelante salieron talleres de maquillaje (solo nos informaron de fechas pero no se realizaron en ningún momento que yo sepa) entre semana, de mañana o de tarde. Por lo que yo no podía ir. Exigí un taller los sábados para todas las personas que estábamos trabajando a la vez que estudiando y ni me contestaron.
Me ampliaron la duración del contrato por lo pesada que me puse porque claro, no tenía mis prácticas. Así que seguí insistiendo una y otra vez hasta que me llamaron de la sede de Bilbao y una señorita muy maleducada me gritó por teléfono y me dijo que si no tenía disponibilidad que no era su problema.
«Si no tienes disponibilidad, no es mi problema»
Maleducada de la sede de Bilbao a grito «pelao».
¿PERDONA? Yo indiqué mi disponibilidad al comprar el curso y se me aseguró que iba a tener prácticas los sábados. La impertinente me dijo que si yo trabajaba que no era su problema, que las prácticas eran de lunes a viernes en horario laboral y que los sábados no abren los sitios de estética. ¡No qué va! ¿Cuántas peluquerías con estética hay que abren los sábados? ¿Cuántos centros de estética abren los sábados? Pues la gran mayoría, por no decir todos.
Después de mil llamadas, mil mails y mil disgustos pidiendo que me devolvieran mi dinero o por lo menos un aparte, fui a pedir la hoja de reclamaciones.
Denuncia a consumo
Me informé y fui a pedirles la hoja de reclamaciones. Tuve que escribir a mano todo esto que os estoy contando arriba de manera resumida para que me cupiera en un A4, dos veces.
Se lo entregué y me fui a consumo. Sí, hay que ir a consumo. No vale de nada rellenar una hoja de reclamación y luego sentarte a esperar, el que la tiene que llevar es el consumidor.
«Si no llevas tu copia de la hoja de reclamación a consumo, no sirve de nada»
Hacedme caso, va a saco roto.
Di con F. uno de los investigadores de consumo del Ayuntamiento de Madrid y me explicó todo. Tenían varias denuncias a la misma escuela pero como la sede estaba fuera de Madrid, no se les podía sancionar en un principio. Pero me insistió en que siguiera con el trámite porque «algo se podría hacer». Y muy enfadado con lo que le conté que me habían hecho, me pidió todos los documentos que me habían entregado, contratos, letra pequeña y demás.
En las cláusulas ponía que si no se podían disfrutar las prácticas o talleres por causas ajenas que me tendrían que devolver «una parte» así que consumo se puso de mediador para ver si esa parte me la daban. Me ofrecieron una miseria y se lo conté al investigador y me dijo: te mereces más, si quieres puedes ir al juzgado e interponer un demanda de juicio verbal por una cantidad menor a 2.000 euros no hace falta que lleves abogado ni procurador. Así que como yo creía que lo justo es que me devolvieran la parte práctica ya que la teórica, aunque no haya tenido clases porque eran salas de estudio y demás, estaba cubierta, por lo que me decidí a hacerlo yo solita con dos ovarios y un palito como quién dice.
El juicio
Empecé los trámites sin tener ni idea. Con la inestimable ayuda de F. en todo momento que me redactaba los escritos y me ayudaba a hablar un poco «abogadísticamente» y que mis papeles llegaran y se entendieran y lo hiciera bien.
Después de mandar todo y de que me contestara la escuela Implika Formación casi insultándome… El proceso duró casi otro año de enviar escritos telemáticamente, presentarme en el juzgado, firmar con el certificado digital… Decidimos ir a término con la vista y nos la dieron para el 19 de septiembre de 2022. Un año después de enviar todo el papeleo al juzgado. La espera fue insufrible porque mi cabeza planeaba todos los escenarios catastróficos posibles como buena paciente con ansiedad que soy.
El día del juicio me fui nerviosa no, lo siguiente. Llegué una hora antes, ilusa de mi. Por si acaso el abogado contrario quería llegar a un acuerdo antes del juicio. No fue así.
Entramos en la sala el juez, la «secretaria» (no sé cómo se llama la persona que asiste al juez), el abogado y el procurador de la escuela.
Me sientan en el medio de la sala como si fuera yo la acusada (he visto muchas películas de juicios me parece a mi) y me dice el juez que si sigo con las mismas alegaciones de los escritos en pie y le digo que sí. Le pregunta al abogado que si tiene alguna pregunta hacia la demandante y dice que sí que dos: «¿Por qué ha decidido usted que el dinero que le tienen que devolver es de 1.950 euros? No veo relación de esa cantidad con ningún porcentaje específico con respecto al pago inicial.» Y yo le contesto que es lo que he estimado porque me parece que las prácticas tienen más peso que la teoría, y que no es ningún porcentaje es lo que yo he estimado.
Y la siguiente pregunta que me hace es: «¿Ha disfrutado usted de los talleres de maquillaje del otro curso?«. A lo que le contesto con un rotundo no.
¡No se habían ni leído los escritos que había mandado! Siempre reclamando las 200 horas de prácticas y las 40 horas de talleres.
El juez les dice que si no tienen ningún acuerdo preparado para ofrecerme para quitarnos de tanto lío y zanjar el asunto allí mismo. A lo que el abogado le dice que no, que no lo ha hablado con su cliente. El juez se enfadó y le dijo: «¡vaya abogado que viene sin hacer su trabajo!, listo para sentencia se pueden marchar».
«¡Vaya abogado que viene sin hacer su trabajo!, listo para sentencia se pueden marchar»
El juez enfadado.
Y ahí se quedó todo. Estuve mirando en la sede electrónica a ver cómo iba el tema y mandé algún mail porque llegó diciembre y no sabía nada de la sentencia. Finalmente el 10 de enero se dictó sentencia. Me dijo una amiga abogada que esperara un mes y que si no, llamara. Así hice y llamé y me dijeron que en efecto había ganado y que me correspondía el 50% del dinero que había pagado por los cursos en concepto de prácticas, que así lo había estimado el juez. Tenía que esperar a que me llegaran los escritos a mi casa.
…Había ganado y que me correspondía el 50% del dinero que había pagado por los cursos en concepto de prácticas…
Juez compasivo e inteligente.
He estado desde ese día esperando y mandando un mail al mes reclamando dichos escritos y el mandamiento de pago. Al parecer se han tirado 9 meses enviándolo a una dirección errónea. ¡Vaya! Todos los escritos, alegaciones, citaciones etc me han llegado bien y justo esto, no me llega. Después de muchos mail, de que me llamaran del juzgado extrañados de que no me llegaran dichos papeles, a finales de octubre de 2023 me llegó la sentencia y el mandamiento de pago por la mitad del curso.
Sé que no es mucho dinero y sé que el daño psicológico que me han hecho truncando mis ilusiones, desgastando mi salud mental, agotando mi tiempo y demás, no está pagado con ese dinero, pero por lo menos siento un precedente contra dicha escuela (o por lo menos no conozco a nadie más que lo haya conseguido o intentado).
Cuatro años de sufrimiento, desgana, bloqueo… pero he luchado y lo he conseguido.
Si no me conformo yo, no lo hará nadie.
Ni se os ocurra hacer nada en Implika Formación.
Espero que esto sirva para otras personas que estén en mi situación.
Si quieres saber más o preguntarme algo escríbeme a info@patmarvel.com